lunes, 16 de mayo de 2011

Colaboración de Gabriel Gómez.

Saludos a todos. A continuación el texto de nuestro amigo corredor Gabriel Gómez, quiene es corredor y papá de Gabriel, compañero de escuela de Mary Tere:

"Medio Marathon ESPN.  8 de Mayo del 2011. 

Tenía el objetivo de correrlo en menos de dos horas; así ya se lo había dicho a varias personas lo que me pone la presión de "hacer lo que dije".

En la semana entrené de acuerdo a lo programado; llevo 12 semanas de entrenamiento, lo recuerdo para alimentar mi confianza para esta carrera; al llegar como a las 6:40 AM estaba un poco nervioso, hice los ejercicios previos de calentamiento, estiramiento, flexibilidad dinámica y arrancones con prisa pues ya estaba un poco tarde.

10 minutos antes de la carrera me tomé un gel GU; para la energía, así lo recomiendo el empaque.

Me tocó en el último corral no sé porqué, pero ahí me encontré a mi amigo Camilo, papá de Mary Tere, una niña preciosa que tiene Síndrome de West y que es compañera de Gabrielito; el corría el evento con todo y Mary Terre en carriola; 5 minutos antes de la carrera lo saludé y saludé a Mary Terequiene staba muy sonriente, se veía contenta, le gusta mucho correr con su papá y tuve la oportunidad de ver de primera mano esa sonrisa; me llenó el corazón de felicidad por un momento; no sabía que posteriormente en la parte más difícil de la carrera me servirían de inspiración para sacar fuerzas que parecían no estar ahí.

A las 7:30 dio arranque la carrera, me despedí de Camilo y Mary Tere y me adelanté un poco; 2 minutos y medio después del disparo de salida crucé el tapete que registró mi inicio de carrera.

A los 30 degundos veo mi reloj y había olvidado arrancarlo. Duhhh! ¿Los nervios?

Los primeros 3 kilómetros iba concentrado en el esfuerzo que venía haciendo y en tratar de mantener un ritmo constante que en mi mente era similar a 5:40 minutos el km, para acabar debajo de las 2 horas. A la postre creo que hice como 5:15 en esos kms pero no lo sé de cierto por mi error de iniciar mi reloj a destiempo.

Sabía que a partir del km 3 venía una etapa de subidas en los próximos 15 minutos de poco más de 60 metros (el doble de altura que el Castillo de Chapultepec y la mitad de lo que me espera en San Diego). En las subidas recurro a lo aprendido en el entrenamiento: subir las rodillas, no dejar de bracear, imaginar que estás jalando una cuerda con los brazos y que te estás empujando hacía la cima de la pendiente con ella, y sobre todo la confianza de haber hecho repeticiones en subida y distancias largas en lugares con pendientes pronunciadas; todos los entrenamientos en el Desierto de los Leones rindieron sus frutos, yo rebasaba a muchos que ante la subida corrían más lento.

Los 5 kms los termino a ritmo de 5:30; nada mal. En ese momento no lo sabía, por el error en el reloj, pero estimaba que iba mejor de lo esperado.

El hidratarme en el camino fue una de las cosas que no había yo realmente entrenado y descubrí que hay que saber hacerlo; yo siempre corro distancias largas con una botella de gatorade en el cinturón; así me hidrato cuando quiero y de la forma que quiero; en la carrera es distinto, hay que estar atento a los puestos de abastecimiento, tomar en vuelo el líquido que te ofrecen, morder la bolsa de agua o tomar del vasito con gatorade para hidratarte, supuestamente hay que hacerlo con traguitos pequeños; no siempre lo hago así; encuentro que al salir de las zonas de hidratación pierdo constantemente el ritmo de la respiración y de carrera. Not good!!!

En el km 9 me tomé otro gel GU, así que para el km 10 empiezo a acumular dolor de estómago (por el gel)o de caballo (por no saber hidratarme bien) o ambos.

En el km 11 ya vamos de bajadita, bendito sea el cielo porque ya empiezo a sentirme cansado. El túnel de agua de primer mundo prometido por los organizadores del evento no aparece; no existe.

Poco después, vierto sobre mi cabeza media bolsita de agua; referescante si, pero me empapa la playera que ahora está, obviamente, más pesada. Upsss, quizá no fue buena idea. Not good!!!

Llevo ya más de una hora de carrera.

Hay fruta en un puesto de abastecimiento y tomo una naranja, empiezo a pensar que cualquier cosa que ayude no está de más; trato de pelar la naranja pero es obvio que no sucederá, antes de tirarla dado mi intento frustrado de pelarla, se me ocurre morderla en el centro y escupir el trozo, repito el proceso y hago un gran agujero en el centro de la anranja que me permite exprimirla en mi boca y arrancar algunos gajos, ahora si, la naranja sale volando medio exprimida.

Después de una hora con 20 minutos de carrera empiezo a sentir un cansancio generalizado, debilidad en las piernas, dolor de caballo que va de fuerte a muy fuerte; hago con trabajo los ejercicios de respiración que me enseñó mi Coach, expulsar con fuerza todo el aire que tengo en los pulmones y eso ayuda, a veces, y no del todo; pero ayuda.

A partir de ahí y hasta que acabe la carrera iré con dolor de caballo.

Empiezo a pensar: porque demonios estoy corrindo aquí, estoy sufriendo.

No tardo mucho en encontrar la respuesta, mi sub-consiente la saca a flote con facilidad; estoy aquí corriendo y sufriendo porque puedo; PORQUE PUEDO!!!

Me entrené por 3 meses para estar hoy aquí, corriendo y sufriendo por termianr en menos de dos horas. PORQUE? PORQUE PUEDO!!!! PORQUE PUEDO!!!! Porque puedo hacer algo extraordinario, al menos para mí; porque puedo hacer algo que hace 3 meses no me imaginé que podría estar haciendo; porque puedo correr 21 kms en una mañana de domingo mientras otros no hacen nada, duermen, pelean, ven la tele.

Es un homenaje a la capacidad del ser humano a hacer cosas. "TO OVERCOME" se dice en inglés, que transmite algo más poderoso que decir en español "SI SE PUEDE". Mi esfuerzo deja patente que yo también puedo hacer cosas difíciles. Cosas que cuestan trabajo. Cosas que antes no podía hacer y después de 3 meses entrenando, sueño que si puedo hacer. Se me ocurre que ese es el significado de la vida. Buscárse retos, tratar, esforzarse, no darse por vencido; y que yo estoy recreando de la forma más pura esa esencia. Todo esto me hace sonreir, me dan escalofríos al pensarlo y se me mojan los ojos.

Me faltan 5 o 6 kms. FALTA MUCHO.

De repente disminuyo el paso, consciente de que hay que pasar al Plan B, es decir, correr despacito en vez de esforzarme y correr a buen ritmo, mejor despacio a no terminar, la marca por debajo de las dos horas ya no se ve tan factible; entonces, pienso en Mary Tere y su papá; que vengo hecho ya una hilacha pero que Camilo está corriendo la misma carrera, pero él la corre con MARY TERE  en la carriola!!! mejor dejo de quejarme y compadecerme de mi mismo; mi cuerpo está cansado pero hago una nota mental del ritmo al que deberían estarse moviendo mis piernas, trato de ponerlas en piloto automático.

En momentos pienso en Gabrielito y en el verdadero significado de la palabra esfuerzo; pero ese pensanmiento me lo guardo para el Marathon; es mi arma secreta.

Se que voy ya con una mala forma, seguramente quien me hubiera visto me vería con el cuerpo encorvado y la cabeza agachada; así me siento al menos.

La recta final, Mariano Escobedo de Reforma a Campos Elíseos y de regreso para tomar Reforma hasta el Hard Rock Café y de regreso. Ufff.

Yo voy cuando algunos ya regresan; en varias ocasiones se vuelve tentador el tomar un "atajo"; el Hard Rock se ve muy lejos con dolor de caballo, sin energía y las piernas débiles. Cada vez que pienso eso pienso también inmediatamente en lo absurdo de tomar un "atajo"; a quién le estaría haciendo trampa ¿? Pues a mí mismo, no vine aquí a hacerme trampa. Vine PORQUE PUEDO, no hay más razón; pero esa es razón más que suficiente, es increíblemente poderosa si la piensas bien; en vez de hacer trampa, cada vez que tengo ese pensamiento, salgo de esos momentos con el corazón hinchado de euforia, de felicidad, de emoción.

Curiosamente hay quien si hace trampa, corta un poco, o un mucho, no los culpo tampoco, el esfuerzo es tremendo y a estas alturas quieres solamente llegar, de la forma que sea, pero llegar, que se acabe esto.

También hay  quien ya va caminando a pesar de aparentar un cuerpo fuerte; faltan 2 kilómetros y hay quien no puede más, o al menos que pensaban que ya no podían más y el cuerpo obedeció a la mente (¿o viceversa?).

Así, llego al kilómetro 20. Ahora si empiezo a saborear la victoria; increiblemente no estoy aun seguro al 100% que terminaré la carrera corriendo, así de cansado voy.

Doblando en el circuito Gandhi ahí si empiezo a correr más rápido, deben faltar unos 500 metros; los últimos 100 metros los corro con un sprint; el pulso me sube a 167 bpm (mi pulso promedio de la carrera fue de 157 bpm).

Terminé; mi reloj marca 1:57:09. No estoy seguro del tiempo real por el error del inicio pero casi seguro acabé por debajo de las dos horas.

Ya cruzando la meta, de repente grito de dolor, no es que me duela mucho, es más bien el esfuerzo de dos horas somatizado y externalizado verbalmente; si no grito, sonrío.

Ya hidratado, con medalla, un plátano y una naranja voy a la zona de meta esperando ver llegar a Camilo y Mary Tere. Después de 10 minutos concluyo que están más retrasados y mejor me muevo pues empiezo a sentir las piernas engarrotadas; solo hasta llegar a casa me enteré que venían justo atrás de mí, tan solo dos minutos atrás. Que impresionante. Tengo que correr con Gabrielito algún día. Pronto.

Algunos pensamientos una semana después.

No estoy seguro de porqué tuve la necesidad de esperar a ver la llegada de Camilo con Mary Tere. Creo que mi carrera de medio maratón puso a flor de piel algunos de los sentimientos más profundos que tengo.

Sabía en ese momento que quería verlos llegar y que probablemente me emocionaría hasta las lágrimas. Quería sentir esa emoción.

Sabía también que algo le iba a gritar a Mary Tere cuando los viera pasar; no sé exactamente cuál de las siguientes frases: ¡Vamos Mary Tere!, ¡Tu puedes Mary Tere!, ¡Eres una campeona Mary Tere!, o alguna que quizá inventaría en ese momento.

Ya de regreso rumbo a casa pensé que en realidad el que venía haciendo el esfuerzo era Camilo, y él era el que se debía llevar los reconocimientos y gritos de apoyo.

Durante toda la semana siguiente la carrera siguió ocupando mis pensamientos, y en algún momento caí en cuenta del obvio error que implicaba sugerir que el esfuerzo era de Camilo.

Camilo y Mary Tere son un equipo!!!!!!

Si tan solo pensar en ellos me inspiró para salir del momento más difícil de mi carrera, no puedo ni imaginar lo que siente Camilo cuando va corriendo con Mary Tere; qué siente Camilo cuando Mary Tere se revuelve de alegría y emoción en la carriola al sentir el viento en la cara, lo que siente cuando está cansado pero Mary Tere le sonríe.

Quien podría dudar que Mary Tere es la gasolina que mueve a Camilo."

Muchas gracias Gabriel!!!

Camilo Argüelles.

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